viernes, 6 de febrero de 2009

De discos y mp3



Desde que tuve la oportunidad de tener mi primer grabadora y después mi primer walkman y demás aparato electrónico capaz de reproducir música de manera portátil me he llevado la gran sorpresa de ver como estos juguetitos se van haciendo más pequeños, entiendo que hay algunos mejores que otros, algunos cuentan con funciones que van más allá de reproducir audio, ya sea como les teléfonos celulares que ya son multimedia al igual que varios reproductores que hasta nos permiten ver películas en nuestro trayecto a casa o al trabajo.

La evolución de la electrónica es una bendición para aquel que no puede vivir ya sin música, pero qué va a pasar con todo ese material sonoro que se creó desde tiempos de los discos de acetato(que también en algunas partes del mundo son conocidos como vinilos), a veces en tono nostálgico se dice que ya no se utilizan estos discos, pero ya en este momento no hay esa magia de ver girar el disco con sus colores mientras una aguja de algún material viajaba por los surcos dando como resultado un sonido sino puro por lo menos muy cercano al original.

En pocas partes del mundo se siguen haciendo estos discos, creo que en Inglaterra y algunas partes de Europa aún se sacan ediciones de los discos en formaos de 33 1/3 RPM y me pregunto si en esos lugares esos amantes del disco original tendrán la misma delicadeza de transformarlos vía su computadora a un formato digital mientras esas reliquias que se niegan a desaparecer del mundo son guardadas verticalmente en un lugar donde no sean victimas del sol y del polvo para seguir siendo usadas por muchos años y que o acaben en una bolsa del estilo retro que en la actualidad he visto en varias partes de la ciudad.

Espero todos esos discos que hay en diversos tianguis a la venta en poco dinero vieran su nuevo hogar en una fonoteca como la creada en la ciudad de México para así poder acceder a esos sonidos tan encantadores y a veces tan reveladores de ideologías, reclamos, mensajes o denunciando las decadencias que se vivían, pero sobre todo me encantaría que todos los discos se conservaran lo más posible porque el formato digital llegó para quedarse; pero nunca tendrá esa magia del disco de vinilo.

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