lunes, 20 de abril de 2009

En una hoja de papel

Normalmente los adultos no tienen la tendencia a ver lo que hacen los niños, en algunos casos cuando son pequeños se les enseña a dibujar y a plasmar lo que les gusta en una hoja de papel, cuando están en edad pre-escolar, pero estos dibujos sólo tienen valor para los padres que comprenden lo que sus hijos quieren expresar.

Hoy en el transporte público vi subir a una niña de la mano de su mamá, mientras la señora pagaba, la pequeña iba detenida de uno de los asientos con la mano izquierda y con la derecha llevaba un dibujo en una hoja de papel, este dibujo era una cara; como si fuera un globo, la misa con una sonrisa y un par de ojos, mientras después unas líneas asemejando el cuerpo, daban la forma de una serpiente, y finalmente más abajo un par de pies pequeños, no pude dejar de pensar en ese momento, en ¿qué será?

Así que mi mente comenzó a dar varias versiones, la primera, una serpiente sonriente, mientras es cargada por un hombre que se ve abajo, otra podría ser un hombre con bufanda, pero no creo que haya dibujado eso, y más ahora que ha estado haciendo calor, quizá es un dragón tan sonriente por ser vuelto a la vida desde las zonas míticas y su nuevo lugar de vida es la mente de una niña orgullosa de su trabajo, o quizá...

Mmm, mejor ya le paro, porque creo que yo parezco más un niño, por estar averiguando qué era el dibujo, y por dejar que mi imaginación vuele, al ver cosas que nadie ve, y que me parecen más disfrutables que el eterno ruido del transito vehicular, o el sonido ensordecedor del estereo del chofer de Micro, que no pudieron borrar la sonrisa de una genio que plasmó algo extraordinario en una hoja de papel.

miércoles, 15 de abril de 2009

Como extraño el silencio.

En estos días que he estado coordinando el stand de la feria de la ciudad de México he extrañado, muchas cosas, pero en especial el silencio, en este lugar que de pronto se ve lleno no sólo de gente sino de sonidos o más bien ruidos que van desde los agradables a los ensordecedores, como la música que ponen en el stand de teléfonos celulares, el sonido al fondo de la exposición canina, después el sonido del presentador de los perros, un hombre anunciando el afamado filtro mágico, y finalmente las voces de los asistentes que hacen un sonido extraño.

En ese momento cuando todo suena, comienzo a extrañar el silencio, y me encajaría por un momento poder escaparme a un limbo en donde cada sonido se pudiera apagar con el movimiento de mis dedos o quizá con sólo pensarlo, para ya sólo escuchar mis pensamientos, aunque fuera por un minuto, donde no sólo podría descansar, sino estar tranquilo, sentirme renovado y regresar a otro lugar con los sonidos del bosque, las aves, las hojas secas que al pisarlas me dan tranquilidad, la lluvia cayendo en el piso y entre loas hojas de los árboles, en fin tantas cosas que serían más placenteras que esa mañana deforme de ruidos, ¿o quizá son sonidos?

Vaya discusión de diferenciar sonidos y ruidos, sin embargo sólo sé que cuando se juntan tantos sonidos o tantos ruidos, comienzo a extrañar la tranquilidad, pero más que nada comienzo a extrañar el silencio.