viernes, 3 de septiembre de 2010

Cuando el trabajo se convirtió en una escuela.

Desde hace mucho tiempo dejé la universidad… Bueno pensandolo un poco no fue tanto; sin embargo en este trabajo que ahora tengo me encuentro con cosas muy extrañas, primeramente está el clásico barbero que con el profe se la pasaba adulandolo con tal de ganarselo y tener buena calficiación, de igual manera no falta ellamebotas que de pronto va con la gerente, la adula y aparte anda viendo a quien echa de cabeza con la jefa.

Por otro lado está el insoportable que de alguna manera se la pasaba robandole las cosas a sus compañeros y en el trabajo está el que espera a que no estén sus compañeros y anda hurgando los cajones abiertos con tal de robar clientes o sacar info sobre las operaciones de los otros, y luego se hace el gracioso que uno tiene la culpa, a este tipo de gente tiendo a mandarla mucho a freir esparragos.

Luego la niña que es la adoración de los niños en la escuela, y en el trabajo no falta que haya alguna, de ahí pasamos por la distraida que piensa y considera la vida como de lo peor y que entre los niños quizá sea la chamaca callada sin muchos amigos, pero que aparte, de todo chilla y se queja, seguimos con…. Mmmm ya mejor no le seguimos, porque me la puedo seguir hasta describir a toda la fauna que existe en el trabajo, y de la cual también formo parte como el que si hace la tarea y de lo cual ahora que lo pienso; desde que estaba en la escuela, hasta ahora que estoy en mi trabajo me siguen catalogando igual y tanto mi mejor amigo de la agencia, como el del la universidad me lo han dicho.

En fin cuando nos dijeron que en la escuela estabamos trabajando o preparandonos para el trabajo no se equivocaron, los mismos tipos de personas siguen ahí, los mismos tipos de situaciones siguen ahí, sin embargo sigo pensando ¿en dónde me perdí? Para terminar trabajando de nueva cuenta en la escuelita de la cual se supone yo querìa salir y no regresar.

Y ahora cada vez que me levanto ya no sé si decir “mamá no quiero ir a la escuela” pero de pronto me doy cuenta que no voy a la escuela, sino voy a trabajar…

domingo, 3 de enero de 2010

Próxima estación

Hace unos días mi idea era escribir sobre los cambios, volver a dar un poco de atención a este olvidado blog y por qué no, decir que todo va a mejorar, sin embargo en las últimas horas del 2009 una persona muy querida por mi falleció, mi abuelo, un hombre del cual al mismo tiempo no sabía mucho y al mismo tiempo mucho, de entrada sé que trabajó para Ferrocarriles, que durante mi niñez y parte de mi adolescencia peleó para conseguir que el sindicato le respetara su pensión y mil cosas por el estilo.

Sin embargo aún cuando nada más sabía eso de él, el saber que trabajó en la industria de estos monstruos movidos por vapor, le daba cierto toque romántico a mi existencia pues aún puedo recordar que al ir a su casa y verlo a él y a mi abuela me daba una inmensa alegría eso sin olvidar que en las noches el sonido del silbato del tren que pasaba por las noches me hacía tranquilizarme.
Un día después de su partida de este mundo salí un poco a ver a mi novia, y sin embargo no pude dejar de pensar en él, de pronto de la nada junto al estro celeste pude ver la estela de humo que deja un avión supersónico, de inmediato me recordó al humo que dejaban las locomotoras y supe, por primera vez que él ya está bien, que ahora viaja un titán de acero a otro mundo y que nos encontraremos algún día en la próxima estación…

En el tren las demoras son un leve resplandor
Para el amor
Y al final
Las mentiras se han secado en la estación
Con el sol...