Entre juegos y sonrisas dos novios en un parque juegan y se divierten mientras la luz del sol aún mantiene visibles los árboles, las plantas, los animales y algunos monumentos hecho de bronce en un color verde que en verdaderamente atrae como si se tratara de una esmeralda, sin embargo las enormes figuras solamente estás estáticas viendo pasar el tiempo, victimas de la intemperie y de la naturaleza, mismas que se han encargado de hacerles sino daño desgastarlas al pasar de los años.
Los novios ríen, juegan, entre los juegos hechos para los niños, subiendo a cada uno de estas estructuras de metal, que ejercitan a los infantes y a varios deportistas que durante el día van a ejercitarse, en este momento la risas siguen y la alegría no se pierde la luz va siendo cada vez menos, pero nada parece importarles, sólo los besos y los abrazos que hay entre ellos en lapsos pequeños de tiempo, la luz ya se va desvaneciendo y en el cielo se ve al sol casi despidiéndose mostrando lo que recuerda una tangente que es formada por el horizonte, hasta que de pronto se ha ido la luz y la noche ha llegado, la oscuridad ha llegado y la luna se asoma en tonos amarillentos que los observan tranquilamente.
El juego se acaba y nuestros amorosos amigos bajan despacio de los juegos y salen de aquel parque abrazados, un poco envueltos por la oscuridad de la noche, en dirección a la puerta de salida donde la luz artificial los espera, iluminándoles esperando verles de nuevo en este lugar cuando haya un nuevo día.
Los novios ríen, juegan, entre los juegos hechos para los niños, subiendo a cada uno de estas estructuras de metal, que ejercitan a los infantes y a varios deportistas que durante el día van a ejercitarse, en este momento la risas siguen y la alegría no se pierde la luz va siendo cada vez menos, pero nada parece importarles, sólo los besos y los abrazos que hay entre ellos en lapsos pequeños de tiempo, la luz ya se va desvaneciendo y en el cielo se ve al sol casi despidiéndose mostrando lo que recuerda una tangente que es formada por el horizonte, hasta que de pronto se ha ido la luz y la noche ha llegado, la oscuridad ha llegado y la luna se asoma en tonos amarillentos que los observan tranquilamente.
El juego se acaba y nuestros amorosos amigos bajan despacio de los juegos y salen de aquel parque abrazados, un poco envueltos por la oscuridad de la noche, en dirección a la puerta de salida donde la luz artificial los espera, iluminándoles esperando verles de nuevo en este lugar cuando haya un nuevo día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario