miércoles, 15 de abril de 2009

Como extraño el silencio.

En estos días que he estado coordinando el stand de la feria de la ciudad de México he extrañado, muchas cosas, pero en especial el silencio, en este lugar que de pronto se ve lleno no sólo de gente sino de sonidos o más bien ruidos que van desde los agradables a los ensordecedores, como la música que ponen en el stand de teléfonos celulares, el sonido al fondo de la exposición canina, después el sonido del presentador de los perros, un hombre anunciando el afamado filtro mágico, y finalmente las voces de los asistentes que hacen un sonido extraño.

En ese momento cuando todo suena, comienzo a extrañar el silencio, y me encajaría por un momento poder escaparme a un limbo en donde cada sonido se pudiera apagar con el movimiento de mis dedos o quizá con sólo pensarlo, para ya sólo escuchar mis pensamientos, aunque fuera por un minuto, donde no sólo podría descansar, sino estar tranquilo, sentirme renovado y regresar a otro lugar con los sonidos del bosque, las aves, las hojas secas que al pisarlas me dan tranquilidad, la lluvia cayendo en el piso y entre loas hojas de los árboles, en fin tantas cosas que serían más placenteras que esa mañana deforme de ruidos, ¿o quizá son sonidos?

Vaya discusión de diferenciar sonidos y ruidos, sin embargo sólo sé que cuando se juntan tantos sonidos o tantos ruidos, comienzo a extrañar la tranquilidad, pero más que nada comienzo a extrañar el silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario